Félix Quesada Castillo (Sihuas-Ancash 1938) siempre ha hecho poesía, seguramente desde el colegio o desde antes. En la universidad Católica, ganó el concurso de Juegos Florales de 1964. Pocos conocen ese poemario, pero quienes lo han leído señalan que se trata de una poesía que se siente sencilla, fresca y enjundiosa, arma¬da como fina relojería, sin nada de más ni de menos; cargada sí de contenido como una selva plena que nos lleva a una lectura múltiple, siempre inabarcable, con senderos varios para internarse en su mundo.
Este poemario En mis ojos llueve el clima de la noche, dedicado con un poema de tres versos: “¡Oh amor! / aho¬ra restitúyeme / en las alas del día” es, con el título, el poemario entero.
Félix Quesada Castillo es un científico (lingüista) muy reconocido, pero la poesía es su esencia de vida y humana, en cuyo centro está el amor, en todos sus sen¬tidos, con todas las experiencias, en todas las intensida¬des, con todo que hace sufrir y gozar.
La poesía que ahora se publica se parece a la ciencia en su afán indagatorio, deja al lector la búsqueda de caminos que parecen insólitos.